miércoles, 19 de septiembre de 2012

Si entiendes las palabras, has perdido el significado.

Y allá a lo lejos estaba temblando, su tiritar era calmo y veloz a la vez, se sentía tan cerca su palpitar que se mezclaba con el mío. Sus ojos lloraban lágrimas dulces que recorrían mi nariz cual mar que grita su lucha contra el mundo. ¡Oh mar de las tinieblas ve hacia los cielos y busca a tus fieles compañeros! Pidiendo con sus plegarias avanzaba cada vez más cerca y llameante. De repente sin poder acercarse más se convirtió en suspiro y una brizna de relampagueantes aromas desbordó en gritos ¡Piedad!, ahora que han de pedir canciones a nuestros lamentos, pedid vuestra sincera correspondencia. ¡Si! Recorran con sus timbres agudos y chillones vuestro corazón, ¡piedad!... No más lamentos... canten por vuestra muerte que sin ir más lejos cumple con el mandato de la vida. Procedamos hacia el silencio mental, que quiere expresarse con el cuerpo. Transpiremos nuestros músculos que necesitan de calor. La luz proclama en tono mudo y casi somnoliento que corramos un maratón interno. Sí, eso y mucho más pide. Se hizo real, las palabras temblaban en su voz tan tenue que se pudo contemplar bien arriba brillar.

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