Supe comprender, era más lindo escribir lo que sentía: como aquel compañero que con puño y letra me enseñó, así también lo había hecho días atrás, le había dicho a ella ‘tu corazón es muy tierno’; pero era como dejar una nota en su puerta e irme.. esperando pero desde lejos. Sin saber, había hecho mucho.
Había nuevamente, sin renovarse uno dos versiones, dos ingresos para el teatro mágico:
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El control o dominio total; el efecto secundario de la sensación del infierno.
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La espera de que algún dios ingresara al ser, y así: tener la aventura en la jungla.
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Aunque no había una tercera propuesta, la existía. Siempre había más respuestas de las que uno imaginaba, esto no terminaba. No podía terminar, era infinito y eso era lo mágico: que podía ser de una u otra manera, solo había que pedir permiso y dejar que los dedos, que el cuerpo siguiera los impulsos del latir del corazón, o bien, las dos primeras opciones.
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Al menos ya no había voces por la noche y eso volvía todo más tedioso, o más claro. Era a una velocidad luz que solo algunos podían alcanzarla, y solo algunos querían alcanzarla con medios electrónicos: ya que era lo que en el día y la noche se utilizaba, al menos en el entorno que me acechaba…
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