lunes, 18 de marzo de 2013

Bailar unos reggaes, ver la luna. ¿Qué más pedir? Si tanto hemos de vivir, mejor cada día así que uno solo en el cual fingir.

Hace unas horas te has ido, está la cordura nuevamente. Miro a mi izquierda, y hay luces por todos lados, pero ninguna ver puedo. Mientan los de por allá, yo estoy sintiendo algo y esa es mi verdad. A la derecha a ver la luna, a escuchar su sonido.
Se detiene el tiempo, se borra la palabra, se almacena momentáneamente un algo llamado comunmente no-pensar… se recomienda –como cualquier señor que tuviera que dar instrucciones- ir rompiendo de a parte cada una de las demandas que la cabeza exija, luego si uno puede calmar su cuerpo, quizás como muchos dirían el punto de equilibrio, ‘a fonte do equilibro’, la conexión, el anhelo último, la melodía correcta.

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