domingo, 17 de marzo de 2013

De tanto intento por adaptar, un tango-uno suena en el no-pensar.

Hoy un hombre muy al pasar, comentaba en su delirar,
Que linda aquella flor, que buen pensar,
Que una abeja en su colmena ha de crear, mil pa endulzar,

Un tango que ha de sonar en la cabeza de un anciano,
Mil recuerdos y un hermano nuevo,
Uno, tango y filosofar.

Discépolo 1943.

Uno busca lleno de esperanzas el camino que los sueños prometieron a sus ansias.
Sabe que la lucha es cruel y es mucha, pero lucha y se desangra por la fe que lo empecina.
Uno va arrastrándose entre espinas, y en su afán de dar su amor sufre y se destroza, hasta entender que: uno se ha quedao sin corazón.
Precio de castigo que uno entrega: por un beso que no llega, o un amor que lo engañó;
vacío ya de amar y de llorar: tanta traición...

Si yo tuviera el corazón, el corazón que di;
Si yo pudiera, como ayer, querer sin presentir... :
Es posible que a tus ojos, que hoy me gritan su cariño, los cerrara con mis besos sin pensar que eran como esos: otros ojos, los perversos, los que hundieron mi vivir...
Si yo tuviera el corazón, el mismo que perdí; si olvidara a la que ayer lo destrozó y pudiera amarte...
Me abrazaría a tu ilusión :para llorar tu amor...

Pero Dios te trajo a mi destino sin pensar que ya es muy tarde y no sabré cómo quererte.
Déjame que llore como aquél que sufre en vida la tortura de llorar su propia muerte.
Pura como sos, habrías salvado mi esperanza con tu amor.
Uno está tan solo en su dolor...
Uno está tan ciego en su penar...
Pero un frío cruel, que es peor que el odio, punto muerto de las almas, tumba horrenda de mi amor, maldijo para siempre y se robó.


Tintas de color amargo de un escritor, cura del alma es aquel: el cantor.

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