lunes, 17 de junio de 2013

La ruta interior – Hermann Hesse: El último verano de Klingsor, Carta de Klingsor a Edith

“¡Que bondadoso y autentico todo lo que me escribiste, como me
llama dolorosamente tu amor cual infinito sufrimientos e infinito reproche! ¡Pero estas en el buen camino si me confiesas a mi, y te revelas a ti misma todos los sentimientos de tu corazón! ¡No tildes de pequeña e indigna a ninguna emoción! Toda emoción es buena, muy buena; también el odio y la envidia, los celos y la crueldad. Únicamente vivimos de nuestros pobres, hermosos y divinos sentimientos. Y siempre que somos injustos con uno de ellos es como si apagáramos un astro en el firmamento.
No sé si amo a Gina. Lo dudo. No podría hace ningún sacrificio por
ella. No se siquiera si soy capaz de amar. Puedo experimentar deseos y buscarme a mi mismo en otros seres, sorprender ecos afines, ansiar un espejo que refleje mi imagen, necesitar placer y goce, y todo esto puede parecer amor.”

Cómo atraes a mi pensar el que quizás podamos viajar y perfeccionarnos en la comunicación, espías del universo, vivir de emociones y administrar nuestra energía.

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