jueves, 9 de junio de 2011

Realmente no comprendo el ser tan distante del que busco alejarme

Comenzar por observarse uno mismo, nos damos cuenta que tan nublada poseemos la vista, que tan ciego creemos ser, y algunos siguen queriendo ser; mucho tiempo pasé inventando historias, de las cuales yo estaba incluido, fingiendo ser un alguien, comprendiendo que no somos nadie, algunas cosas debemos esperar para poder entenderlas, pero alguien nos dará la señal que ya es tiempo de remontar el barrilete y salir de ese infierno calamitoso, que por consecuencia del viento, cambió mi rumbo, que además por interferencia de aves alivió mi dolor, y por consiguiente canalizó mi ira, destruyó gran parte de la ironía del tiempo con espejos, o tal vez, escribió sobre aquellas fotos, para volver a recordarte, pero esta vez queriendo no estar tan distantes…
Sin anteriores suposiciones, buscamos la escalera al presente... Perdonaría una y mil veces sus problemas, pero me alejaría muchas más para no verlos atacar a nuestro propio imperfecto sentido inverso al actualmente corrompido, por su misterioso encerramiento. Yo deje muchas cosas, para poder entender una sola, con mística ideologizada e inteligente percepción del recorrido, focalizando completamente en la meditación, en escapar de toda esta infama cuestión. Son oídos sordos los que nos hablan, que no comprenden toda la mágica evolución del intelecto, del poder de la naturaleza, toda la concentración de polen, salvará por completo el planeta; a no ser que, a causa de causales de desastres, otorgando destrucción, accionando despoblación, tengamos que dirigirnos a conseguir un poco de tierra para poder conservar nuestra espirituosa virtud, que hoy podemos, y de la cual formamos a consciencia para que perdidas enseñanzas, no se pierdan.
Pongamos cierta situación, como perdices que somos, sin su final. Todo viaje, busca un destino, aunque ese destino sea predeterminado, y sepa a donde ir, algo realmente nos busca otra cosa que no sabíamos, o desconocíamos, esa es la magia del viaje, podes recorrer mundos, podes explorar historias, pero nunca habrá mejor redacción que la de un poeta escandalizado por su melancolía, soliendo recorrer extrañas intersecciones de tan solo un pensamiento, de la plenitud de una imagen, del insípido recuerdo del próximamente pasado, que aún y sin poder verlo, sentir la necesidad de no terminar algo, para tener pendiente un que hacer al siguiente alumbramiento solar.

Para no distinguir entre el fin y el comienzo, tiendo a ver, imaginar, sin almacenar memoria a mi ser.

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